El Hilo de Ariadna

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Ariadnefaden, Frankfurt am Main – Mario Asef © 2009

En la mitologĂ­a griega Ariadna fue la hija de Minos, el rey de Creta que invadiĂ³ Atenas para vengar la muerte de su hijo Androgeo. A cambio de la paz, los atenienses debĂ­an enviar siete hombres jĂ³venes y siete doncellas cada año para alimentar al Minotauro; un ser fantĂ¡stico mezcla de hombre y toro que habitaba el centro de un laberinto que Minos habĂ­a encargado a Daidalos con este propĂ³sito.

Un año, Teseo, hijo de Egeo, rey de Atenas, marchĂ³ voluntariamente con los jĂ³venes para liberar a su pueblo del tributo. Ariadna se revela contra su padre y en busca de justicia ayuda a Teseo obsequiĂ¡ndole una espada mĂ¡gica y un hilo de oro para que, atĂ¡ndolo en la entrada del laberinto pudiera encontrarla nuevamente despuĂ©s de haber matado al Minotauro.

En la simbologĂ­a de la bolsa de comercio el Toro representa el acenso de los valores de las acciones  (es decir el Minotauro, quien recauda los impuestos de paz). El Oso representa por el contrario, la caĂ­da de las acciones (en nuestro caso Teseo, el vengador del pueblo y vencedor del Minotauro). Ariadna a su vez simboliza la justicia social. Al ver esta que Teseo tarda demasiado en salir, desata el hilo y entra al laberinto siguiĂ©ndolo. Al llegar al centro del mismo sorprende al Minotauro y a Teseo murmurando y riendo cĂ³mplices. Estos no tardan de comprender lo delicado de la situaciĂ³n y deciden matar y devorar a Ariadna y divulgan la creencia de que Artemisa fue quien la asesino. Teseo y Minotauro (Oso y Toro) comparten ahora el hilo de Ariadna y juran seguir el combate por el resto de la eternidad.

Desde el centro del laberinto nos siguen llegando noticias del combate. Para los que estamos afuera los resultados parciales de la lucha son vitales para conservar el orden de nuestra vida social.